--el mundo al revés

y viven, y ríen, y cuentan tragedias sin sentido.
y para mí es extraño. la vida se vuelve enfermiza, completamente desquiciada y sin una pizca de humildad. gritar es caer, llorar es perder. amar está sobrevalorado.
detesto admirar parte de todo esto, esa cándida sensación de plenitud, que más de una vez pasa casi rozándote, pero que cuando la notas desaparece. y nada de esto es bueno, porque abrir los ojos a la vida debería ser enceguedor; terrible y hermoso. y ya es sólo soledad.
no importa la verdad, no importa trascender. solo importa no pensar, y vaciarse por completo en una turbulenta escalada a algo más allá. algo que todos anhelan, que creen saber qué es, pero que es finalmente lo que esconde el odio mismo dentro de cada uno de nosotros, y que sobrepasa cruel y firmemente nuestra esencia de vivir.

la vida es el amargo color de esas epifanías.

--epifanía

desaparece, siempre, rápido e inesperado
todo lo que creemos importante, a lo que más nos sujetamos, lo aparentemente más transversal y medular del día a día, que nos ciega; hermosamente, sí, pero terrible. porque a fin de cuentas nunca nada es lo que uno espera, todo gira y se hunde, pero a la vez nada cambia. y es la esencia misma de nuestra vida la que demanda con un grito sofocado lo que más anhela. y lo inevitable es ignorar todo, hasta las más obvias señales, donde todos quedamos como imbéciles amargados. quizás una respuesta es no pensar, un lugar donde la vida se hace menos efímera, pero a la vez, sin darte cuenta, un poco más. y eso es lo que lo hace un poco triste. porque se nos va de las manos, todo se nos va de las manos, y sin darte cuenta necesitas llorar, gritar, solo apagar un poco el sol y responder a ese llamado, ese instinto, que es increíblemente más fuerte que todo lo que creímos importante. y ese es el momento en donde te das cuenta de qué se trata todo esto.

--al frente

hay cosas que no cambian,
como la gente,
sobre todo yo.

es una trampa constante, y se repite. en verdad es penca porque uno cree que ha superado ciertas cosas, las peores, y al final te das cuenta de que era todo un pequeño paréntesis, y el relapso es inminente, tanto así que cuando apenas te das cuenta ya es tarde. y lo peor es darse cuenta de todo, porque es horrible quedarse atrapado en ese vicio (in)intencional. solo estas ahi atrapado, atrapado, atrapado

y respirando.
crees que eso es lo que cuenta, y puede ser que sí, que al final todo es para mejor, que el futuro siempre trae cosas nuevas y etc etc. pero la verdad es que nadie lo sabe, no hay manera
porque creer no es suficiente
es necesaria esa temple, tan común para unos y tan frágil y obtusa para otros. a fin de cuentas, todo el resto es efímero, mientras tengas lo más importante. lástima que tampoco es fácil saberlo.

porque al final son pocas las cosas que te quedan marcadas. y una de ellas (y quizás la más importante) es la decepción.
por eso es mejor no pensar.

--una pequeña recaída

volvemos a las andanzas... como bien a alguien le dije, es un camino peligroso, pero muy probablemente necesario. quizas quiera cambiar el enfoque; total, al final (bien al final) todo me supo amargo. tratar de dar mensajes personales camuflados entre la floritura de palabras bonitas no es desahogante, ni mucho menos noble. de hecho, es mucho más cobarde de lo que parece.
no quiero mas fantasías ni alegorías. no quiero escribir para nadie en particular, ni para tratar de parecer intelectual. pero se puede ver como un medio para indagar de vez en cuando. y también para variar.

--crónicas monológicas-pt. 1

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-Si, al final lo menos importante es cómo termina.



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Y como cae el papel, se pierde el filo y foco de la propia consistencia del mismo aire que respiré en el lecho de muerte de la persona que estaban velando. Nunca me dieron ganas de recogerlo; quizás por eso mismo terminé nadando en mi propia mierda. Lo único que lo que estoy seguro es que no me arrepiento de no haberlo hecho. Me gusta como quedé, aunque quizás algunos me reprochen que aburre con tediosas y pequeñas historias sin-sentido que duran menos que lo que dura el orgasmo de los mismos personajes, o mis bizarras manías de ordenar meticulosamente los papeles más intrascendentes para cualquier persona; boletas, borradores, errores de impresión, etc. Quizás, muy muy dentro de mí, tengo miedo de volver a quedar como soy, todo por una estúpida hoja perdida, que estupidez, que estupidez, que estupidez...


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nc


·.· f+f ·.·

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